En estos términos se dirigía Jose María Ruiz-Mateos, máximo responsable de Nueva Rumasa al presidente del Banco Santander Emilio Botín, con el fin de que no les retirara el crédito, sin el cual el grupo empresarial iba a ver gravemente comprometida su financiación y en consecuencia, continuar con su actividad.
Esta carta fechada el 16 de Febrero, pone de manifiesto la precaria situación que atravesaba el grupo, cuando lo único que se conocía es que el grupo tenía «ligeros» problemas de liquidez y en consecuencia comenzaba a tener problemas para atender sus pagos a corto plazo. Poco después esos ligeros problemas se convertían en un déficit millonario con la seguridad social, para acabar desembocando en un concurso de acreedores de algunas de sus empresas, de las cuales se desconoce aún la identidad.